Domingo 14 de marzo de 2010 Ya a dos meses del gran terremoto que destruyo parte de Haití, y sus conscuencias siguen siendo gravisimas.

Todo el mundo puso sus ojos sobre esta nación y comenzaron mandarle ayuda, alimentos, personal médico, recatistas, maquinarias, etc, etc., pero otros, ni siquiera se asomaron a ver que podían o pueden hacer, pero si a condenar. Parece que para ellos no son seres humanos los afectados, ni se inmutaron con las noticias que a traves de imagenes y sonido llegaban a nuestros hogares. Alguien me dijo que ese país fue entregado al paganismo y a la adoración de satanás, y a raíz de todo esa idolatría les llego ese castigo.

Me hizo pensar mucho esa declaración, no niego que pueda ocurrir, porque la Palabra dice que nuestro pecado nos alcanzará. Pero vino un pensamiento a mi mente, que algunos no estarán de acuerdo, solo es para meditarlo.

Jonas, hombre temeroso de Dios, pero no perfecto, tenía las virtudes y las debilidades como cualquiera de nosotros, pero un día, su actuar afectó a muchos, no hizo lo que le fue encomendado, aún más, hizo lo contrario. Si vemos la Palabra, tenemos dos decisiones que Dios tenía que tomar, su Santidad reclamaba Justicia, pero su Amor, Misericordia.

Había una ciudad, Nínive, que su pecado merecía castigo, pero Dios quería advertir de eso, y mandaba a su mensajero, para darle la oportunidad de salvación.

Jonás, tú tenías la llave para la salvación de esas personas y no querías obedecer y huiste de la Presencia de Dios. ¿Dónde te esconderías? Los motivos de su desobediencia no vienen al caso ahora, lo importante es que no obedeció.

Pero no quedo así, tuvo sus consecuencias, mientras viajaba en un buque, escapandose de su responsabilidad, su desobediencia lo alcanzó; una tormenta ataco al barco que estaba lleno de gente y todos eran paganos, adoraban a otros dioses que no era el Dios vivo y verdadero. Era tan grande la tormenta que estaba a punto de hundir el barco; todos oraban a sus dioses clamando por salvación, Jonás dormía.

Las personas se dieron cuenta de quien era el culpable de lo ocurrido y le preguntaron a Jonás ¿por qué?. El confesó su error y dio la solución, pero no lo confesó a Dios sino a los hombres y el milagro ocurrió, la tempestad se calmó.

Ahora bien, esto me hace pensar en ¿y que de nosotros?, los que nos llamamos "cristianos" "hijos de Dios" y andamos por el mundo como si fueramos "principes", ¿será que muchas calamidades que ocurren en el mundo es por culpa nuestra, por no cumplir con el mandato de Dios?¿Será que el Padre está llamando nuestra atención; disciplinandonos, limpiando a su iglesia?, ¿será que está aburrido de ver como nos mordemos, mutilamos y herimos los unos a los otros?, en vez de peocuparnos mutuamente con amor verdadero y en comunión (no digo congregarse, digo COMUNION, tener en común TODAS las cosas) pensando el uno con el otro.

Miremos un momento nuestro interior, examinemos nuestro corazon (mente), evaluemonos y observemos lo que hacemos y saquemos las conclusiones delante del Señor. ¿Que estoy haciendo por mi prójimo?

Pidamos a Dios las armas para luchar contra la carne y vencerla y los demonios no se acercaran ni tendran autoridad ni sobre nosotros, ni alrededor nuestro . No busquemos los Dones del Espiritu antes que la Sabiduría y la Santidad, Heb 12:14

Aprendamos a amar y no condenar, a dar mas que recibir, servir y no ser servido, porque sino EL GRAN PEZ NOS TRAGARÁ. AMEN