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Nada puede esperar. Las Apsaras y los aeroplanos me raspan la cabeza mientras braceo por el sudor de las estructuras semánticas
Todo sabe a discurso.
“…la historia tiene una forma de legitimar sucesos previos para darles estatus causal retrospectivamente. " (BRUNER, Jerome:1984. pp. 32 –33)
Este pasaje de Bruner me devuelve a la subyacencia posmoderna de Foucault, lo imagino saliendo de su boca en un café parisino, luego de una de aquellas marchas en pro de desanudar los lazos del sujeto-estructural para otorgarle un carácter agentivo (el famoso descentramiento del sujeto).
Todo sabe a discurso y si iniciamos el retorno “racional” hacia el origen nos vamos a topar con el vacío recubierto con el primer discurso cosmogónico. Lo que, dentro del marco teórico de Vygotsky, podría presuponer la primera simplificación y ordenamiento del universo empírico en clases o categorías previa a su traducción en unidades lingüísticas. Ese proceso de generalización que constituiría al significado en un lugar común (unidad) donde confluyen el pensamiento y el habla conformando así el pensamiento verbal. (VYGOTSKY, Lev. 1995: pp. 25-27)
De este modo, podría sugerirse que el proceso de generalización que antecede y caracteriza al pensamiento verbal implicaría una perspectiva y una “toma de postura” sobre el referente y el mismo constructo lingüístico (al decir de Bruner).
Es todo superficie, la historia es un discurso diría Nietzsche, en palabras del “arqueólogo cultural” de la izquierda posestructuralista, Michel Foucault, podría decirse que el continuum histórico no es “real” sino un constructo teórico disciplinario institucional.
Al igual que el llamado padre de la posmodernidad, Foucault se propone “desenmascarar” las praxis institucionales de producción discursiva a través de una Arqueología del Saber que devele que la historia es un discurso y los discursos son prácticas discursivas institucionales que implican formaciones estratégicas dispuestas en el archivo (un reservorio virtual, una práctica socio-institucional de trascripción y reinscripción, de re-lectura y re-escritura) que nos interpela y amplia. (FOUCAULT, Michel, 1995: pp. 76, 221-223)
En este sentido, la lengua no sería “la realidad” (el universo propiamente empírico) pero sí quien la semantiza; es decir, nuestra concepción de mundo, nuestra cultura sería un constructo supraindividual – un discurso que se constituye en y como nuestra verdad de realidad que, por otra parte, sería siempre contingente y reforzado por las instituciones simbólicas que lo sustentan – creado en y por la lengua.
En el prefacio de “El conocimiento del lenguaje”, Chomsky señala que el problema de Platón reside en cómo somos capaces de conocer tanto conforme a los escasos y fragmentarios datos de que disponemos. Por otra parte, el problema de Orwell plantearía lo inverso, es decir, “como conocemos y comprendemos tan poco” en virtud del amplio espectro de datos acumulados de que disponemos. (CHOMSKY, Noam: 1989. p. 11)
El problema de Orwell podría vincularse con las praxis institucionales de Foucault, aquello de que la historia es un constructo teórico disciplinario. También podría extenderse a la concepción de ideología como falacia descriptiva que plantea Althusser en “Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado”.
Para Chomsky, en las sociedades democráticas existiría una imposición doctrinal de “culto estatalista” al igual que en la univocidad hegemónica de los estados totalitarios.
Pese a la profusa y detallada documentación acumulada que explicitaría esta contradicción que pone en entredicho la pluralidad de las sociedades democráticas, las doctrinas de “culto estatalista” serían aceptadas y compartidas por la inmensa mayoría de los ciudadanos. (CHOMSKY, Noam: 1989. p. 12)
¿Cómo se justificaría esta contradicción? ¿Cómo es que “conocemos y comprendemos tan poco” ante la amplia evidencia acumulada de datos de que disponemos?
La respuesta residiría en los fenómenos subyacentes, regidos por el “poder y el privilegio”, que se desenvuelven en el entramado socio-económico y político de la sociedad y oscurecen la evidencia de los hechos. (CHOMSKY, Noam: 1989. pp.12-13)
Fenómenos que serían agenciados por el aparato del estado a través de sus instituciones, “incluyendo las instituciones ideológicas.” (CHOMSKY, Noam:1989. p.13)
Al igual que en las concepciones de Foucault y Althusser, Chomsky devela la existencia de una “intelligentsia” (un aparato estatal, una praxis discursiva institucional) que produce este tipo de doctrinas de consentimiento y sometimiento, de las que seríamos tanto un producto como también reproductores.
La tarea de producción de estas doctrinas sería esencial para “imponer el acatamiento” al “culto estatalista” en las sociedades democráticas, donde el aparato represivo del estado utilizaría medios más sutiles de imponerse sin violencia. (CHOMSKY, Noam: 1989. p. 12)
En la tradición althusseriana esto podría parafrasearse coma la sujeción de los sujetos-jurídicos al aparato represivo del estado mediante los aparatos ideológicos, donde la escuela desempeñaría un rol clave en la reproducción e inculcación de las relaciones productivas propias del modo de producción dominante agenciado por los intereses de la clase que detenta el poder del estado (control del aparato represivo y de los aparatos ideológicos) en un corte sincrónico dado; en otras palabras, la escuela reproduciría e inculcaría la ideología de la clase dominante contribuyendo – junto con otras instituciones e instancias – a convertir al individuo en sujeto (ALTHUSSER, Louis:1972).
Es todo superficie, la historia es un discurso diría Nietzsche
Mucho se le ha criticado a Althusser el determinismo asfixiante al que estaría sometido su sujeto-estructural, Foucault, entre otros teóricos posestructuralistas, recurrieron al descentramiento del sujeto, a la noción de sujeto-agente que le brindaría al sujeto-estructural la posibilidad de liberarse de su sujeción o al menos de ser conciente de ésta.
Por otra parte, Bruner plantea que “la explicación de las culturas según algún tipo de «equilibrio», es útil principalmente para guiar las etnografías de antiguo cuño o como instrumento político a disposición de aquellos que, desde el poder, desean subyugar psicológicamente a los que deben ser gobernados.” (BRUNER, Jerome:1984. p. 200)
Bruner se reconoce como un “constructivista convencido”, señala que el propio yo es un constructo social (cultural), siendo la forma más poderosa de modelar y controlar a los miembros de una sociedad mediante su construcción y reproducción “canónica”. (BRUNER, Jerome: 1984. p. 205)
Para Bruner, la lengua tendría una función “bifuncional”, por un lado, oficiaría de medio de comunicación (función comunicativa), por otro, desempeñaría una función simbólico-representativa del mundo social sobre y acerca del que nos comunicamos (BRUNER, Jerome: 1984. p. 207).
A un nivel más general o cosmogónico (si se quiere), la cultura como sinónimo de mundo social construido y transmitido en y por la lengua constituiría un discurso hegemónico que imprimiría una verdad contingente acerca del mundo.
Adoptando aquí la perspectiva de Saussure, cada corte sincrónico contendría su repertorio de ítems léxicos y también el residuo de lo viejo. O mejor aún, cada sincronía sería una categoría reflexiva, una tradición que nos interpela y amplía (en palabras de Foucault).
Como puede verse, todo sabe a discurso porque la experiencia del mundo empírico para poder ser comunicada “debe ser incluida en una determinada categoría, que por convención tácita, la sociedad humana considera como unidad.” Esta sería la “actitud generalizadora” del pensamiento verbal donde “el pensamiento del hombre refleja una realidad conceptualizada”. (VYGOTSKY, Lev: 1995. p. 27)
“La historia del proceso de internalización del lenguaje social es también la historia de la socialización de la inteligencia práctica del niño.” (VYGOTSKY, Lev: 1979. p. 52)
Estoy pensando en vos, ¿sabés?. Ya he conducido ebrio por los días tristes. Necesito amor. Escapar al sol.
Nada puede esperar. Las Apsaras y los aeroplanos me raspan la cabeza mientras braceo por el sudor de las estructuras semánticas.
Lo sé, no pienses que… voy a estar bien. Siempre fui un chico quántico.
El cambio es inminente, comenzó con la historia de la civilización.
By Pablo Zapata
Bibliografía
ALTHUSSER, Louis. (1972). “Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado”. Montevideo: Udelar.
BRUNER, Jerome. (1984). “Acción, pensamiento y lenguaje”. Madrid: Alianza.
CHOMSKY, Noam. (1989). “El conocimiento del lenguaje”. Madrid. Alianza.
CHOMSKY, Noam. (1992). “El lenguaje y los problemas del conocimiento. Conferencias de Managua 1”. Madrid. Visor.
EAGLETON, Terry. (1997). “Ideología. Una introducción”. Barcelona: Paidós.
FOUCAULT, Michel. (1995) “La Arqueología del Saber”.México: Siglo XXI.
GABBIANI, Beatriz, PELUSO, Leonardo (1993) “Lenguaje, pensamiento y educación”. Montevideo: Amauta.
TANI, Ruben (2004) “Pragmática, Hermenéutica y Arqueología”. Montevideo: FHCE servicio de publicaciones del CEHCE.
VYGOTSKY, Lev. S. (1979). “El desarrollo de los procesos psicológicos superiores”. Barcelona: Editorial Crítica.
VYGOTSKY, Lev. S. (1995). “Pensamiento y lenguaje. Teoría del desarrollo cultural de las funciones psíquicas”. Buenos Aires: Ediciones Fausto.