En el día a día de cada persona pasan tantas situaciones que no entendemos el porque nos suceden, y muchas veces no podemos controlar el sentirmos agobiados con tantas cosas juntas y terminamos cualpando a las demás de lo que esta pasando, sin darnos cuenta de nuestro comportamiento y por no querer aceptar cuando el error nos pertenece.

En su mayoría y por salida rapida es culpar y responsabilizar a otro de lo que nos pasa. Llegamos al límite de ofender, de gritar, de llorar, y esto sucede por no tener a alguien con quien puedas desahogarte y contarle por lo que estas pasando. Quizas esa persona a quien le puedas contar tus cosas no te solucione nada pero; con solo el hecho de haberte escuchado y dedicarte su tiempo es bastante y valioso; pues de alguna manera sentirás un alivio de haber liberado todo lo que tenias dentro de ti. 

El tener a esa persona con quien conversar es de gran ayuda. Llega el punto q esa persona se pone en tu lugar para poder entenderte, poder ayudarte y darte su perspectiva desde otro ángulo, que quizas tu en medio de tanto desespero no podías ver. 

Para lograr entender muchas situaciones y muchas actitudes que tal vez veamos incorrectas; necesitamos ponernos en los zapatos de aquella persona antes de juzgarla o decir barbaridades de su forma de actuar. Muchos ven y critican a otros, pero ¿Nos hemos analizados nosotros mismos?. Es fácil juzgar a alguien y no vernos como somos realmente nosotros. Creemos que todo lo que hacemos es lo correcto y no es así. Lo maravilloso es reconocer cuando nos equivocamos y aceptar lo que esta pasando con la mejor actitud que podamos tener, sin olvidar que las cosas pasan por alguna razón y nos toca aprender de lo sucedido. No olvides que hay un Dios grande y maravilloso que nos saca de un lugar para ponernos en uno mejor.

Amigos, no perdamos el control de las situaciones que se nos presenten en la vida, siempre veamos lo positivo de las cosas y no permitamos caer en donde nos quieren ver. 

Nunca perdamos la fe.