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Las historias de Sabur, Ehsanulá y Mohamad, tres afganos que abandonaron sus hogares para venir a Europa, ilustran los desafíos de la política migratoria de la Unión Europea (UE), uno de los temas clave en la campaña electoral para las elecciones del próximo domingo.
Hace un año, Sabur, Ehsanulá y Mohamad abandonaron sus hogares y trabajos en Afganistán. Hace cuatro meses sus esposas e hijos se ahogaron entre Grecia y Turquía. Hace unas semanas los hicieron enterrar lejos de ellos, bloqueados en Atenas. ¿Y ahora qué? Estos tres viudos no han oído hablar en absoluto de las elecciones europeas. Uno de ellos sabía apenas que "en Europa, los extranjeros no son siempre bienvenidos". Pero esto no les impidió probar suerte. Ehsanulá Safi, hombre fornido de 38 años, había incluso vivido y trabajado en varios países europeos antes de ser expulsado de ellos.
Durante su último viaje hacia una "vida más segura", que comenzó en la provincia afgana de Kunar (noreste), Ehsanulá iba acompañado de su familia: esposa, dos niñas pequeñas y dos niños. Todos menos él murieron cerca de la costa griega en la noche del 19 al 20 de enero, cuando la embarcación en la que viajaban desde Turquía naufragó con 28 personas a bordo. Uno de los "dramas de la inmigración" más sórdidos vividos por Grecia. Una investigación está en curso.
"Desde que puedo distinguir mi mano izquierda de mi mano derecha, vivo en un país en guerra. ¿Somos criminales por querer vivir en paz?", se pregunta Sabur Azizi, de 31 años, otrora dueño de una tienda de electrodomésticos en Kabul, de una casa y de un vehículo. Sabur no pudo hacer nada para salvar a su esposa y a su hijo de 11 años.
- "Fantasma de la invasión" -
Cada tragedia suscita indignación pero los dirigentes europeos se han limitado en los últimos meses a reforzar el dispositivo Frontex ?la agencia encargada de la cooperación y la supervisión de las fronteras exteriores de la UE? y a aumentar la cooperación con los países de salida o de tránsito para interceptar a los inmigrantes antes de que pongan los pies en Europa. Modificar las leyes de asilo sigue siendo tabú, más aún cuando los partidos populistas avanzan en los sondeos. El tratamiento de las demandas de asilo incumbe a las autoridades del país de llegada.
"¡Europa nos deja solos!" acusó esta semana el jefe del Gobierno italiano, Matteo Renzi, tras un nuevo naufragio. La Comisión Europea propuso a finales de 2013 abrir nuevos canales para la inmigración legal y los visados humanitarios pero lo rechazaron los países miembros.
Tras la 'primavera árabe' y el caos político y social en Libia, en las últimas semanas se ha multiplicado el tráfico hacia Europa de indocumentados africanos que huyen del hambre y las guerras. El número de demandas de asilo aumentó en un 32% entre 2012 y 2013, a cerca de 400.000, según el Alto Comisionado para los Refugiados. Desde que empezó el año, cerca de 22.000 inmigrantes y refugiados desembarcaron en las costas italianas, seis veces más que en el mismo período del 2013. Organizaciones humanitarias calculan que cerca de 20.000 personas se han ahogado en el mar Mediterráneo intentando entrar a Europa en los últimos veinte años.
Por otra parte, Ceuta y Melilla, las dos únicas fronteras terrestres de la Unión Europea con África, están sufriendo en los últimos meses una fuerte presión migratoria que se ha traducido en varios asaltos a las vallas que separan los enclaves de Marruecos. En uno de estos intentos masivos de entrada en Ceuta, el 6 de febrero, murieron 15 subsaharianos cuando intentaban llegar a nado a España. También el archipiélago de las Canarias registró en 2013 una leve subida "de 23 personas más, que representa un 13, 3% más que respeto a 2012 cuando llegaron 173 inmigrantes irregulares a las costas canarias". Los 196 inmigrantes clandestinos irregulares llegados el pasado año a las costas canarias quedan sin embargo muy lejos del pico de 31.678 sin papeles que se registró en 2006.