Rocío Carrasco sigue desvelando los episodios de su infierno

Una joven Rocío Carrasco que como la paloma que quiso abandonar el nido antes de tiempo y acabó en las garras del gavilán.

Esta podría ser la letra de la canción que su madre, la inmortal Rocío Jurado le gritó de rodillas para que no  marchase camino de la perdición.

Pero el amor es ciego, y la juventud ignora los peligros que acechan en el camino, por lo que una jovencita llamada Rocío Carrasco, decidió emprender la aventura de huir con su príncipe azul. Ella, heredera de "La más Grande", todo lo dejaba por un desconocido Guardia Civil llamado Antonio David Flores.

Y la segunda y tercera entrega de su dantesca historia, Rocío Carrasco deja al descubierto cómo el príncipe azul se convirtió en su potro de tortura.

Del amor idílico a la infidelidad, de los besos a los cuernos, trágico giro, brutal baño de realidad al que una mujer puso nombre: Sonsoles.

Vete sola, que yo me quedo con esta; no sólo es una frase lapidaria de Antonio David Flores, sino todo un latigazo en la dignidad de Rocío Carrasco, que sola y humillada y con la semilla del que la despreciaba en su vientre, marchó en la soledad de la madrugada hasta su casa, cuando la vida se tuerce, que sola estas Rocío.

Tiene que ser muy duro pasar de vivir en La Moraleja y pertenecer por derecho a una estirpe de triunfadores a ser poco tiempo después la protagonista de un incidente de mal gusto en un chiringuito playero, cuando el calor aprieta y una lipotimia te deja sin sentido y tu pareja no tiene otra ocurrencia que regalarte un cubetazo de agua helada, dicen que en el centro está la virtud y Rociíto se mecía como un péndulo entre el calor sofocante y el frío duro hielo.

Este es el tipo de amor que sentía Antonio David Flores por Rocío Carrasco, según se desprende de lo vamos conociendo en los sucesivos episodios de Rocío, contar la verdad para seguir viva y llevamos cuatro de doce, una tercera parte, por lo que tenemos camino que recorrer, un sendero tortuoso y lleno de dolor, por lo visto hasta ahora.

La hija de "La más Grande" lo tenía todo y según su testimonio eligió el camino equivocado, no será por falta de advertencias, como Ligia Elena se fugó con el trompetista, pero nunca fue feliz

Telecinco, Jorge Javier Vázquez y Sálvame se están convirtiendo en el altar donde Rocío Flores está expiando sus pecados de juventud, el santuario donde redime su imagen pública ante una audiencia atónita.

De abrazarla junto a la puerta a agarrarla en el alféizar de la ventana, es la evolución de una relación condenada al fracaso, como la propia Rocío Carrasco relata que sus padres lo predijeron, le rogaron que no se fuera, que se arrepentiría, que le iba a arruinar la vida ese hombre por el que suspiraba, y por desgracia, acertaron en esta cruel lotería.

Cansada, desesperada de tanto desprecio, infidelidad, abandono y maltrato, relata Rocío Carrasco, una noche de verano, esperando hasta el alba, cuando regresó Antonio David Flores con las primeras luces de la mañana, ella le gritó: ¡¡¡sinvergüenza!!! y él respondió asomando el cuerpo de ella hacia el abismo que había bajo la ventana, apresada en los brazos que debían protegerla.

"Procura que cuando llegue abajo me haya matado" dijo ella y el despertó de su ira y la soltó, consciente de la monstruosidad que estaba aconteciendo, el episodio llegó a su final, pero había un embarazo de por medio.

"El mundo por detrás parece un cine sin sonido" decía la canción, y la vida de Rocío Carrasco sería así en adelante, teatro frente a las cámaras y cruda realidad en la soledad de una vida desgraciada.

Queda mucho testimonio por desgranar, yo no doy ni quito razón, tan sólo intento adornar con palabras lo que sale de la llamada "caja tonta".