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Barack Obama intentará nuevamente este miércoles explicar su política exterior, criticada en el marco de la crisis en Ucrania y en Siria, el fracaso de las negociaciones israelo-palestinas y unas relaciones cada vez más tensas con Rusia y China.
El presidente estadounidense, que llegó al poder en 2009, tras prometer pasar página a la intervención militar en Irak, está habituado a las grandes explicaciones diplomáticas, pero la prevista en West Point, la imponente escuela del ejército en el Estado de Nueva York (noreste), se realiza en un momento delicado.
A dos años y medio de finalizar su último mandato, Obama dispone cada día de menos tiempo, mientras sus adversarios republicanos lo acusan de dejarse llevar por los acontecimientos externos.
La anexión sin resistencia de Crimea por parte de Rusia en detrimento de Ucrania, los avances tácticos del ejército sirio frente a los rebeldes y las pretensiones territoriales marítimas cada vez más agresivas de China alimentan las críticas al presidente, cuya administración debió admitir recientemente el fracaso de otra de sus prioridades, la paz en Oriente Medio.
Obama afronta además dificultades en el frente interno, donde los congresistas republicanos le cortan todo margen de maniobra para aplicar su programa económico y social.
El discurso en West Point ofrecerá al presidente una oportunidad para retomar la iniciativa y el mensaje que defiende la Casa Blanca del "giro", simbolizado por el fin de la misión de combate en Afganistán en los próximos siete meses, con la reducción de sus efectivos a 9.800 y una retirada total para 2016.
Obama dijo el martes en la Casa Blanca que los planes de mantener a 9.800 efectivos en Afganistán el próximo año dependerá de que el gobierno de Kabul firme un largamente aplazado acuerdo sobre seguridad.
"Sólamente mantendremos esta presencia militar después de 2014 si el gobierno afgano firma el Acuerdo Bilateral de Seguridad que nuestros dos gobiernos ya negociaron", dijo el presidente desde el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca. "Este acuerdo es esencial para dar a nuestras tropas la autoridad que necesitan para cumplir su misión, respetando al mismo tiempo la soberanía afgana", afirmó.
Obama visitó el domingo a las fuerzas estadounidenses en Afganistán y habló brevemente por teléfono con el presidente saliente, Hamid Karzai, quien dejará el cargo este año tras las elecciones de junio.
- ¿Demasiado prudente? -
En las últimas semanas, Obama ha mostrado su exasperación con quienes le reprochan una política exterior vacilante, haciendo valer que intentó evitar los errores que cometió su predecesor, el republicano George W. Bush, en Irak.
El senador republicano Bob Corker, miembro del Comité de Relaciones Exteriores, estima, por el contrario, que la prudencia de Obama lo va a perjudicar, en particular en relación a Siria, donde la "línea roja" de las armas químicas a su juicio violó impunemente el régimen de Bashar Al Asad. "Es una política exterior que oculta los problemas y que incrementa el riesgo de conflicto en el futuro", afirmó.
El mismo análisis hace Kori Schake, excolaboradora de George W. Bush, afirmando que la administración Obama "se equivoca al pensar que el objetivo es evitar errores y se equivoca al pensar que los ha evitado".
Por su parte, los partidarios de Obama ven a los críticos republicanos volviendo a los días en que un presidente estadounidense podía influir en un conflicto simplemente con un discurso firme.
Desde entonces, las guerras en Irak y Afganistán han alimentado la percepción de un poder erosionado y han puesto a los estadounidenses en contra de las intervenciones en el exterior.
Obama tiene que navegar en un mundo que incluye el desafío de Rusia al orden pos-guerra fría, el ascenso de China, que muestra sus músculos, países en desarrollo que se atribuyen una porción de la riqueza mundial y luchas sectarias que desdibujan las fronteras en Oriente Medio.
Sin embargo, según Bruce Jentleson, exdiplomático hoy profesor de la Universidad de Duke, "es correcto decir que esta administración no cometió errores importantes, pero eso no es suficiente para sostener una política exterior exitosa durante dos mandatos".