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Un nuevo amanecer se aproximaba y nuestro amigo Sol ya estaba presto para salir con el entusiasmo de hacer, de ese dia, ‘ Un Gran Dia’ , radiante y bello.
Sin darse cuenta llego su hora y el cielo se vistio de luz y color.
Nuestro amigo Sol estaba muy contento, pues ninguna de esas nubes traviesas habia venido hoy a opacar su resplandor.
Desde el cielo, veia a los niños jugar y reir en el parque, la playa… y se sentia feliz porque sabia que, en parte, era gracias a el.
Observando a un grupo de ninos, Sol escucho como contaban lo que iban a hacer cuando se hiciera de noche. Entonces, poniendo su atencion en uno de esos ninos, lo oyo decir: ‘ Que ganas tengo ya de que se haga de noche, porque hoy son las fiestas de mi pueblo, y esta noche van a festejar llenando el cielo de brillantes cohetes, cohetes que son como luminosas estrellas… ’
Al oir eso, Sol se entristecio mucho y no quiso seguir escuchando. El tambien tenia ganas de ver esos cohetes, pero sabia que no le era posible.
Al llegar la noche, Sol se escondio. Esa noche estuvo muy triste pensando en lo bien que se lo estarian pasando todos viendo esos bonitos cohetes.
Tan triste estaba que estuvo varios dias sin salir; se pasaba todo el dia escondido.
Pero un dia, cansado de esa soledad, decidio salir y se dio cuenta de que todos al verle se alegraron, y se notaba que le habian echado mucho de menos.
Entonces, Sol se sintio muy feliz y comprendio que, aunque no siempre podemos hacer lo que nos gusta, debemos sentirnos felices de lo que somos e intentar que todos los demas tambien lo sean.
M.E. Winston Pauta Avila
Iglesia Católica Agua Santa
Guayaquil – Ecuador