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Los negacionistas del cambio climático defienden a las multinacionales matando al clima

07/01/2015 08:50 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Los escépticos del clima acusan a los ecologistas de no basarse en hechos científicamente probados sino en seguir una doctrina moral y a veces religiosa. Los millones de algunos estados petroleros y muy industrializados están puestos en la balanza de que no existe el cambio provocado por el hombre

Los negacionistas del cambio climático antropogénico son un grupo heterogéneo una corriente  escéptica que afirma que el calentamiento global no está causado por seres humanos. Generalmente lo atribuyen a cambios cíclicos del sol así como ciclos de la tierra o incluso la acción de rayos cósmicos. Hay incluso científicos de renombre mundial que afirman además que no es un fenómeno único en la historia de la tierra y que hay evidencias paleoclimáticas y geológicas indican que se han producido unas 30 glaciaciones y sus respectivos calentamientos incluso antes de haberse iniciado la era industrial o incluso mucho antes de aparición del ser humano sobre la tierra. Otros incluso afirman además que la mejor prueba está en el hecho de que todo el sistema solar se está calentando, lo que descartaría al ser humano como causante del mismo.

Según estos escépticos, los intereses de promover la idea del calentamiento global pueden ser varios:

-Evitar que los países en desarrollo usen combustibles fósiles, y por tanto, evitar que se desarrollen con el progreso y la competencia.

-Promover la conservación del clima por medio de la manipulación de la verdad.

-Poner un impuesto sobre el CO2 para obtener ganancias ilícitas de los grandes negocios.

-Obtener más fondos para los políticos del clima.

-Según los negacionistas, los climatólogos siguen las directrices contenidas en el informe llamado de la Montaña de Hierro de 1962, donde se recomendaba la creación de temores miedos para obligar a la población mundial a aceptar políticas de enormes gastos improductivos y derroche financiero para mantener el sistema económico nacido como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial.

Empresas individuales y asociaciones de la industria - que representan al petróleo, acero, automóviles y empresas de servicios públicos, por ejemplo - formaron grupos de presión como Global Climate Coalition y Consejo de Información del Ambiente. El plan de juego del ICE pidió alistarse a los que dudan del efecto invernadero "clasificando al calentamiento global como una teoría no basada en hechos  científicamente probados".

Los defensores de que el calentamiento global está causado por el hombre afirman que los negacionistas se mueven impulsados por intereses comerciales de corporaciones que conectadas a productos que afectan el medio ambiente, y el mejor ejemplo, son las petroleras. Afirman además que la desinformación sobre el cambio climático esta organizada por grupo supuestamente reducido de científicos y corporaciones. La réplica a este argumento es que las corporaciones petroleras y la industria nunca ganaron más dinero que desde que la neurosis por el calentamiento global comenzó a impulsarse hacia fines de la década de 1970. Otra evidencia que disipa la acusación de los subsidios de las petroleras a los negacionistas, fue que, mientras ExxonMobil  invertía poco más de 20 millones en los escépticos, donaba más de 100 millones a grupos e instituciones que, como la Scripps Institution of Oceanography, eran grandes promotores de la idea del calentamiento global Antropogénico. Con eso los negacionistas trataban de crear controversia sobre el calentamiento global. El caos climático  favoreció mucho a a los escépticos.

El "moderno escepticismo, " de acuerdo a Michael Shermer, editor de la revista trimestral  científica Skeptic, "está embebido en el método científico, que involucra controlar y monopolizar los datos sobre el clima para formular y probar explicaciones naturales razonables a un fenómeno climatológico complejo pero haciéndolo siempre “natural“.  Términos como "calentamiento global negado" y "negación del cambio climático" se  usaron desde 2000 para describir lo opuesto al consenso científico. Ha trascendido que en 1991, Organizaciones como la "Coalición de Clima Global", publicó un "memo estratégico, " no para a reunir datos y explicaciones de prueba, sino para influir en la percepción pública de la ciencia del cambio climático y "cambiar la posición de calentamiento global como teoría y no como un hecho." Esa estrategia fue criticada por ciencia tergiversada. En 2006 la Royal Society envió una carta a ExxonMobil expresando desaprobación a que una reciente afirmación inexacta y engañosa de que las pruebas del cambio climático ... están todas documentadas en la literatura científica."

 

La revista Newsweek de agosto de 2007 y su reportaje de portada "La verdad acerca de la negación" denunció que "esta bien coordinada y  financiada campaña en el mercado libre think tanks, promovida por  seis grandes multinacionales ha creado una niebla paralizante de dudas alrededor del cambio climático." Newsweek publicaba una refutación a la campaña escrita por el redactor Robert J. Samuelson, llamando a "la vasta sobresimplificación de una desordenada historia" y "fundamentalmente engañosa". Argumentaba por otra parte que "los periodistas verdes deberían resistir la tentación de retratar el calentamiento global como un concepto moral... donde quien cuestione su gravedad o proponga otras soluciones sea ridiculizado".

Varios comentaristas han comparado la negación del cambio climático con el negacionismo del Holocausto, y muchos han condenado esas comparaciones como inadecuadas y poco felices“.

Cuando la acción empresarial entró de lleno en el cambio climático lo hizo apoyándose la comunidad científica que entró en la ciencia del cambio climático ayudando al negacionismo a atacar con ímpetu". Por ejemplo la historiadora de la University of California, San Diego Naomi Oreskes. Newsweek denuncia que:

Ya en 1998, John H. Cushman del New York Times descubrió  un memorandum escrito por un especialista en relaciones públicas por encargo del American Petroleum Institute. El memo describía un plan detallado "para reclutar cuadros de científicos que compartan los puntos de vista de la industria sobrer el cambio climático, y entrenarlos en relaciones públicas para ayudarlos a convencer a periodistas, políticos y al público de que el riesgo del calentamiento global es muy inexacto a la hora de justificar controles sobre los gases de invernadero."

Como parte de su estrategia pusieron poner  cinco mil millones de dólares para "maximizar el impacto de las visiones científicas aceptables en el Congreso, en los medios y otras audiencias importantes" El documento mencionaba  un presupuesto de 600 mil millones de dólares, sin contar el dinero de la publicidad, para el mundo de los medios de comunicación  dirigidos a escritores, editores, columnistas y corresponsales de cadenas de televisión, que más "20" científicos climatólogos" contratados expresamente "para inyectar credibilidad y responsabilidad científica en el debate sobre el clima mundial, lo que plantea interrogantes sobre la subcotización y la 'sabiduría científica dominante'

Para el presidente George W. Bush, la manipulación del clima y la ocultación de datos eran “mentira piadosa”

Por otra parte, hace algunos años, cuando se empezó a hablar de cambio climático, hubo algunos políticos que lo negaron e incluso intentaron ocultarlo desinformando y ocultando información a la población. Claro ejemplo de ello fue lo ocurrido en el Gobierno de George W. Bush, donde se ocultaron unas imágenes tomadas por satélites espías que confirmaban que en los últimos años grandes extensiones de tierras en latitudes muy altas han perdido la capa de hielo que las cubría durante los meses de verano(el permafrost). Las fotografías, fueron un secreto bien guardado durante la administración del presidente Bush. Y eran “material clasificado” es decir secreto de la Casa Blanca para que no salieran a la luz.

Los hidrocarburos son actualmente el motor del mundo y quien controla este recurso tiene el control de una parte sustancial de la economía del planeta. En este contexto, era muy difícil que naciones como Estados Unidos con el presidente Bush al frente aceptaran cualquier transformación de los sectores energético y automovilístico, entre otros, para limitar el cambio climático, lo que implicaría realizar inversiones por miles de millones de dólares. Para Bush la manipulación del clima iba más allá del negacionismo puro, y la ocultación de datos era mentira piadosa.

Y el Departamento de Defensa vigilaba el silencio sobre el clima.

El presidente Aznar fue el más fiel seguidor y amigo de Bush, como éste lo dijo y repitió en sus memorias, no sólo en el calientamientó global, sino en todo y fue fiel también desdeen la Fundación Faes, que aznar fundó.

El expresidente Aznar es un fanático del negacionismo y sigue a los grandes escépticos como el expresidente George W. Bush

Algunas de las frases estelares de Aznar contra los campeones de la idea del apocalipsis climático

“Nada tienen que ver con la ciencia. Es algo más, es como una nueva religión que condena a la hoguera pública a todo aquel que critique las previsiones y las alarmas". O cuando señaló que cierto ecologismo "restringe la libertad individual en nombre de una noble causa... como hicieron los comunistas". Comparar el ecologismo con lo peor del comunismo fue un flaco favor al PP, máxime cuando la esposa de Aznar, Ana Botella, es concejal de Medio Ambiente en Madrid.

El final del mandato de Bush fue una mala noticia para los escépticos, puesto que fue su Gobierno el que más cooperó en la difusión de estas teorías críticas. Se incluye a los negacionistas españoles encabezados por Aznar. A falta de apoyo oficial, sus militantes se fueron integrando en torno a numerosas instituciones privadas. Una de ellas es el Instituto Heartland, criticado por financiarse con fondos procedentes de las compañías petroleras, con la misma ausencia de pruebas con que los escépticos acusan a Al Gore de estar financiado por intereses privados y de haberse montado un enorme negocio alrededor de su campaña ambiental.

El cruce de acusaciones tuvo su momento crítico en 2005, cuando el diario británico The Guardian anunció que algunas fundaciones ofrecían hasta 10.000 dólares al que se mostrara crítico y escribiera un artículo manteniendo su posición verde. En su defensa, los escépticos amenazaron que el científico que se atreviera a criticar el cambio climático sufriría represalias como la pérdida de subvenciones públicas.

 

Entre los líderes de los negacionistas está el danés Bjorn Lomborg, director del Instituto Medioambiental de Dinamarca, autor de El Ecologista Escéptico. Sostiene que la mano del hombre no sólo no ha empeorado el clima, sino que lo ha mejorado. Pone como ejemplo el aire que se respira en Londres, si se comparan las cifras actuales de contaminación con las de hace 400 años. Su conclusión es que el desarrollo económico mejora el planeta. Por tanto, hay que defender la libre economía de mercado.

Igual tesis sostuvo en España hace tres años el abogado conservador nortamericano Christopher Horner, próximo al expresidente Aznar: "Con la base de un modelo falso, no es momento de poner a nadie en riesgo de perder el empleo". Horner visitó FAES (que preside Aznar) y asistió a la inauguración del Instituto Juan de Mariana, las dos instituciones que albergan a los negacionistas españoles.

El Dr. Frederick Seitz Seitz presidente de la National Academy of Sciences pasó a presidir grupos tales como el Science and Environmental Policy Project y el George C. Marshall Institute afirmaban que realizaban grandes esfuerzos para "minimizar" el calentamiento global. Seitz dijo en los 80 que "el calentamiento global es mucho más una cuestión de política que de clima." En una entrevista de abril de 2006 dijo que creía: "estamos teniendo un cambio natural, sea lo que sea, debido a causas naturales aún no exploradas." Todo buen científico debe reconocer que hay circunstancias que no pueden ser ignoradas, pero creo que, en las actuales circunstancias, lo único que podemos hacer es continuar como estamos y esperar a ver el resultado”.  Seitz es autor del Oregon Petition, documento publicado conjuntamente por Marshall y el Oregon Institutes en oposición al Protocolo de Kioto sobre el cambio climático. En esa petición acompañaba el informe "Revisión de Estudios de la Evidencia de Calentamiento Global" se atrevía a decir que  “los límites propuestos a los gases de efecto invernadero que dañan el ambiente, entorpecen el avance de la ciencia y la tecnología, y los daños a la salud y el bienestar de la humanidad. No hay convincente y científica evidencia de que el dióxido de carbono, metano, u otros gases de invernadero antropogénicos estén causando o en un futuro previsible, causen catastrófico calentamiento de la atmósfera de la Tierra, cambiando su clima.

Estamos viviendo en un entorno cada vez más exuberante de la flora y fauna como consecuencia del aumento de dióxido de carbono. Nuestros niños disfrutarán de una Tierra con mucho más plantas y vida animal que la que ahora estamos bendecidos. Esto es un regalo maravilloso e inesperado de la Revolución industrial“

Un informe de la "Oficina del Inspector General” de la NASA ha revelado que agentes de la Oficina de Relaciones Públicas eran culpables de "interferencia política inapropiada" en sus intentos de restar importancia a los resultados del cambio climático.

En 1994, de acuerdo con un memorando filtrado, el influyente estratega republicano Frank Luntz aconsejaba a miembros del Partido Republicano, con respecto al cambio climático, "es necesario seguir haciendo de la falta de certeza científica un asunto primario" y el "desafío de la ciencia" es "contratar expertos que simpaticen con su punto de vista." En 2006, Luntz declaró que todavía "en 1997, y 1998, la ciencia era incierta", pero en la actualidad está de acuerdo con el consenso científico.

En 2005, el New York Times informó que Philip Cooney, un ex lobbista y "líder de equipo de clima" del American Petroleum Institute, dijo "repetidamente los informes  del clima editados por el gobierno subestiman los vínculos entre estas emisiones de CO2 y el calentamiento global, según los documentos internos". La Administración G.W. Bush había contratado a Cooney en 2001 como jefe de personal del Council on Environmental Quality de la casa Blanca, "la Oficina que ayuda a elaborar y promover políticas de la Administración en temas de ambiente."

El New York Times comento: “Los expertos en clima y representantes de grupos ambientalistas, cuando se publican ejemplos de sus revisiones antiguas, se dan cuenta de la importante influencia, en gran parte invisible entonces, que Cooney y otros funcionarios de la Casa Blanca con vínculos con las industrias de energía, que esos documento ejercían en quienes combatían contra  las restricciones a gases de invernadero, desde el gobierno.

El periódico también afirma sobre "los esfuerzos de la Administración Bush para poner de relieve las incertidumbres de la ciencia apuntando al calentamiento causado por el hombre, ponían a EE.UU. en conflicto con otras naciones no poluentes de la atmósfera y con grupos de científicos locales." Cooney consiguió la eliminación de toda una sección sobre el clima en un informe, tras lo cual un lobby de la energía fosil le envió un fax diciendo: "Usted está haciendo un gran trabajo."

Cooney, anunció su renuncia dos días después de que se filtrara la historia de la manipulación de informes científicos, desde el gobierno. Pocos días después se supo que Cooney aceptaba un alto cargo  en la ExxonMobil.

En abril de junio 2007, la Corte Suprema de los Estados Unidos según el  Washington Post  ... condenó a la administración por no regular los gases de efecto invernadero asociados con el calentamiento global. A pesar de la sentencia, a menos de dos meses después, llegó la declaración de Cheney el gran consejero de Bush de que “hay puntos de vista conflictivos que siguen estando vigentes acerca de la magnitud de la contribución humana al problema del calentamiento“. Luego se supo que Dick Cheney luego vicepresidente de  EE.UU. tenía conexiones con el lobby de la Energía, y con la ExxonMobil en particular. Todos ellos han alimentado las especulaciones de que su actuación en la ciencia del cambio climático está vinculado a la "industria negacionista. Ahora es verdad. En 2000, la "Fuerza de Tareas en Energía" de Cheney, oficialmente llamada "Grupo de Desarrollo de Políticas Nacionales de Energía", invitó a ejecutivos de las mayores compañías de petróleo: Exxon, Conoco, BP, Royal Dutch Shell, para consultar a la Casa Blanca sobre el desarrollo de una política energética nacional, aunque esto fue negado inicialmente por las empresas participantes. El cambio climático es otra historia sombría del gobierno de Bush. Y la Página de Opinión de The Age Company Ltd.  describió el escepticismo sobre el cambio climático “como una forma  de negacionismo extremo.


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