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El Dr. Luis Alberto Lacalle dejó el gobierno en 1994 con el beneplácito de una enorme mayoría de uruguayos. Era el primer presidente que dejaba el poder con un nivel de aprobación mayor al que tenía al momento de asumir
Todo hacía suponer que el camino a recorrer sería el mismo que el de su colega Julio María Sanguinetti: Volver a postularse en el período siguiente. Sin embargo la diosa Fortuna no sonrió a Lacalle.
Apenas dejado el cargo de mandatario se desató una ofensiva tremenda acusándolo a él y a su gobierno de corrupción y tráfico de influencias. El fuego lo desató el Frente Amplio pero rápidamente supieron sumarse a lo que Lacalle llamó “ofensiva baguala”, el Partido Colorado y algunos altos dirigentes de su propio partido, el Partido Nacional.
Entre ellos, el Dr. Juan Andrés Ramírez, descendiente de una familia patricia ligada al poder y a una fracción partidaria enemiga de la del Dr. Lacalle, el Herrerismo. Ramírez, además, para peor, había sido el delfín de Lacalle y había perdido las elecciones frente al Partido Colorado por 23.000 votos. Él, junto con el Dr. Alberto Volonté desde el nacionalismo, junto al Frente Amplio quien designó para atacar a Lacalle al diputado Nicoloni, quien usaba el material que le enviaba el Partido Colorado.
Por los juzgados desfilaron Lacalle y principales funcionarios de su administración. El ataque arrecio generando la sensación de que se había estado ante un gobierno en el que la corrupción había campeado con absoluta libertad. La verdad al final resultó muy otra: Todas las acusaciones resultaron falsas e infundadas.
Los actores involucrados en la campaña de exterminio del Dr. Lacalle y de su grupo político no dudaron en falsificar pruebas y en tejer los más escandalosos infundios llegándose hasta a meterse en el dormitorio del ex presidente. Los únicos delitos que se comprobaron fueron los de dos funcionarios Grenno y Cambón, asociados en un tráfico de influencia propio de rateros.
Los años que mediaron entre 1995 y 1999 fueron durísimos. Lacalle aparecía ante la opinión pública como derrotado, abatido, incapaz de sobreponerse a tamaño desprestigio. Solamente un grupo de diputados y senadores le fueron fieles: Jaime Trobo, Gustavo Penadés, José Carlos Cardozo, Luis Alberto Heber, entre otros.
Los años pasaban y la incertidumbre de cómo enfrentaría Lacalle la instancia electoral del año 1999 marcaba una gran incertidumbre y expectativa, sobre todo porque ese fue el año en el que por primera vez hubo elecciones primarias en el sistema de partidos uruguayos.. Increíblemente y contra todo pronóstico Luis Alberto Lacalle resultó el ganador.
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