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Cuando llegaba el día de su cumpleaños, a Leocadio Calatrava, siempre le sucedía lo mismo, y no podía evitarlo, ya que solo quería ver la parte negativa del acontecimiento, y en vez de celebrarlo con alegría propia del que sigue vivo un aniversario más, lo único que se le ocurría decir, es que era un año más viejo.
Sus amigos trataban en todo momento de animarlo, para que fuera más positivo, ya que el hombre, era de esos que siempre veían la botella medio vacía. El tiempo fue pasando, y ahora Leocadio, ya no se deprime el día que le toca cumplir años, y no es precisamente porque siguiera el buen consejo de sus amigos para tratar de ver siempre la botella medio llena, simplemente es que se ha muerto.
Y al final la lección que nos da la vida, es que siempre es mucho mejor hacerse viejo que no llegar a ser anciano