Hay una posibilidad de que peque de un ego exagerado, pero en mi ilusión de comprender con objetividad líneas de pensamiento opuestas a la mía, trato de encontrar los fallos de mi concepción. A pesar de que, con frecuencia, los hechos me llevan a fortalecer mis ideas, nunca es más que por una línea de pensamiento subjetiva. Sin embargo, entiendo que mi adoptada ideología puede ser deficiente. Por esa cualidad es que es susceptible a críticas y cambios. Claro está que hay deficiencias reales e irreales. Atribuirle los males actuales a un pasado neoliberal no es más que buscar un chivo expiatorio en una mentira.A pesar de eso, hay críticas más comprensibles, que bien pueden estar abiertas a debate.

Bajo mi concepción, gracias a una tendencia al adoctrinamiento continuo, hay gente que confunde dos conceptos que, si bien no son opuestos, sí son diferentes. Algunos entienden la libertad liberal bajo el concepto de libertinaje, que por definición, es la libertad excesiva y abusiva en lo que se dice o hace. Ahora bien, ¿Por qué la libertad del liberalismo no es así? Porque la libertad, explicada como libertad irrestricta del proyecto de vida del prójimo, no permite abuso ni excesos para con el otro. En definitiva, como yo, en mi infinita ignorancia entiendo, la libertad liberal es completa siempre y cuando no se perjudique a un tercero. No se puede coaccionar, prohibir ni limitar los derechos que uno pretende para uno mismo a los demás. Por lo tanto, esta crítica es efecto de una confusión intencionada.

Algunos entienden la libertad liberal bajo el concepto del libertinaje

Una opinión propia de un problema, sobre el discurso liberal, es la atribución de las responsabilidades. ¿Qué quiero decir con eso? Simple, lo lógico me lleva a pensar que una persona responsable se hace cargo de sus fallos y es premiado por sus meritos. Sin embargo, vivimos en un país en donde un ladrón es víctima de la sociedad, eximiéndolo de la responsabilidad de sus actos. Esto ¿Qué demuestra? Que en un país como Argentina, la gente busca responsables en otro lado, en otra persona. Si, por ejemplo, yo te digo que el responsable de tu situación económica es el oligarca, te doy un culpable, vos lo vas a odiar, y yo, por reconocer su culpa, voy a ser visto como la solución. Si yo te digo que el responsable de tu pobreza sos vos, me vas a odiar a mí. Sin embargo, hay que comprender que si el responsable de tu pobreza sos vos, salir de esa situación depende de vos, porque, en el otro lado de la moneda, el responsable de tu riqueza también sos vos. En cambio, si el responsable fuera otro, que salieras de la pobreza, dependería de mi capacidad de quitarle a él para darte a vos. Este problema no va cambiar hasta que la gente vea las causas reales de su situación y reconozca la forma real de resolverla. Evidentemente, las soluciones dadas por un tercero no funcionan, no hace falta dar un argumento económico. Con ver la situación de pobreza actual y la pérdida de cultura del trabajo debería bastar para comprender que la solución a nuestros problemas no debe ser otra que nosotros mismos.

Mi conclusión puede pecar de un orgullo injustificado. Pero, según veo, desprestigiar una idea valida sin conocerla nos lleva a un muro puesto por nosotros mismos. Si bien se puede opinar y criticar con completa libertad, no es de utilidad si no se escuchan los argumentos de quien estas criticando. En casos como el argentino, vivir la negación de pensar que las causas de tus problemas son otros nos lleva a no encontrar una solución efectiva y duradera.