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La polarización que se empieza a dar de manera preocupante en Sudamérica, nos deja claro que la izquierda autoritaria y la derecha golpista se parecen más de lo que aceptan
La democracia no es un concepto que se deba usar a contentillo; la democracia no tendría que ser un modelo político para “adaptarse” a conveniencia de grupos de poder; un auténtico demócrata no es aquel que lo presume, lo demuestra con hechos.
Hoy, en Bolivia, se viven momentos complicados a raíz de la renuncia del presidente Evo Morales. La intervención de las fuerzas armadas para provocar la dimisión del mandatario indígena, prende focos rojos que parecían extintos en América Latina. De pronto, los recuerdos de pueblos hermanos pisoteados por la bota militar, reviven en imágenes de tiempos dolorosos que nunca tendrían que repetirse.
Para cualquier persona que se autodenomine como demócrata, un golpe de Estado como el que está ocurriendo en Bolivia es inaceptable. La renuncia, bajo presión, de cualquier dirigente político debe ser repudiada por todos aquellos que tengamos una pizca de sentido libertario.
Si bien es cierto que Evo Morales cometió el error de intentar eternizarse en el poder, también se debe tomar en cuenta que él mismo reculó y anunció la reposición de las elecciones. Pero sobre todo, en todo caso, es una cuestión que debería haberse dirimido con instrumentos democráticos y legales.
La polarización que se empieza a dar de manera preocupante en Sudamérica, nos deja claro que la izquierda autoritaria y la derecha golpista se parecen más de lo que aceptan y quisieran. De un lado y del otro hay figuras impresentables, solo pensemos en Maduro en Venezuela y Piñera en Chile, personajes con sendos tufos de autócratas evidentemente antidemocráticos y opresores. Y por protagonistas como el par mencionado, es que se pierde lo verdaderamente importante, los pueblos que pagan las consecuencias del radicalismo, caudillismo y búsqueda de poder a costa de lo que sea por parte de políticos sin escrúpulos.
Más allá de ideologías, de filias y fobias, se debe anteponer la defensa de la igualdad, así como de las libertades de expresión, de pensamiento y de elección, cuestiones que solo se pueden dar a partir de una base democrática.
Remate: El gobierno mexicano, fiel a su historia, le otorgó asilo a Evo Morales. Una de muchas condiciones que enorgullecen a quien escribe estas líneas, es la encomiable proclividad mexicana de abrir sus puertas a quienes, por motivos políticos, requieren salir de sus lugares de origen. Lo aplaudo y aplaudiré siempre.
La mezquindad de quienes hoy se ofenden y desgarran las vestiduras al ver a Evo pisar suelo mexicano, es equivalente a su miserable conocimiento de la historia de nuestra patria.
Contrarremate: Es penoso leer a personas que meten en un solo costal a Evo Morales, Lula, Maduro, AMLO, Kirchner, etc. Cada país, cada gobierno y cada sociedad tienen diferentes historias y circunstancias. Para no parecer imbéciles, recomiendo documentarse, conocer de geografía, de historia o de plano guardar silencio.