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España: Autodestrucción de un país

26/11/2022 00:26 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

¿Realmente podemos estar orgullosos de nuestra transición política?... Hagamos un somero análisis

Tras la última y larga dictadura española del siglo XX, mayoritariamente contribuimos con ilusión a establecer la Constitución del 78, llegando a presumir y estar orgullosos de una transición aparentemente modélica estimulada con aplausos internacionales. Pero hoy, si nos paramos a hacer un análisis conjunto, aunque sea somero, de acontecimientos políticos, comportamientos sociales y sucesos indescifrables, así como del comportamiento de nuestros políticos y del curso que llevan los asuntos nacionales, surgen reflexiones sobre la necesidad de tomar algo más de conciencia respecto a nosotros mismos, los españoles. De nuestro hacer diario, sea cual sea nuestra actividad y nuestra ideología, de donde ponemos nuestro voto y cómo nos juzgamos y convivimos en esta vieja piel de toro. La realidad es que nuestra historia de los últimos años no es muy ejemplar, y nuestro futuro debería resultar preocupante a quien la palabra español le identifique y tenga algo de sentido común. España se vuelve a dividir, se descompone y pierde categoría internacional.

Hemos de recordar que ya en el preámbulo de nuestra Constitución del 78 la izquierda independentista asesinó a un presidente de gobierno, y luego la extrema derecha mató a cinco abogados en pleno centro de la capital del país. Un país, una nación, que en el siglo veinte a asesinado a tres presidentes de gobierno y ha atentado contra un cuarto, algo que no ha ocurrido en ningún otro lugar del mundo. Un país que ha sufrido cuatro intentos de golpe de estado, dos de ellos con éxito; una sanguinaria —por ambos bandos— guerra civil; además de, también en democracia, cientos de asesinatos terroristas y el intento de ruptura nacional de una autonomía, por el cual tenemos personalidades políticas, primero encarceladas y luego indultadas —inaudito—, y un presidente comunitario que, tras la intentona ridícula de independencia, anda huido haciendo el indio por Europa. Y es que no sólo somos especialmente agresivos con nosotros mismos, sino también especialmente imbéciles y ridículos en el contexto internacional.

Además de este abadejo en el exilio, tenemos a un juez inhabilitado por prevaricación que, intentando perseguir hombres malos por el mundo, lo único que realmente ha buscado es el protagonismo que siempre ha querido tener para hacer política populista. Quizá lo mismo que todo un expresidente embarcado —sospechosamente, por otro lado— a cada poco en el puente aéreo a Venezuela para apoyar con su presencia un gobierno corrupto, cuya vicepresidenta, que tiene prohibida la entrada en Europa, llegó a aterrizar en España conduciendo misteriosas maletas.

Pero la actitud ridícula y la ineptitud internacional, asimismo, de nuestro actual gobierno, llegan a crear situaciones tan grotescas como aquella de los policías españoles encapuchados en la embajada de México en Bolivia con extrañas intenciones. O tan humillantes como ceder a todas las pretensiones inglesas sobre Gibraltar sin negociar nada a cambio. Además de, por otro lado y primero, patear relaciones de buena vecindad con Marruecos, un país que mantiene en sus mapas a Ceuta y Melilla, que ha aprobado en su parlamento dos proyectos de ley para ampliar la jurisdicción de sus costas invadiendo aguas canarias y, luego, también volvermos a humillar, en la persona de nuestro presidente, reconociendole la territorialidad del Sahara, abandonando la defensa de los derechos de nuestra antigua provincia española a cambio de… Solo el presidente lo sabe. Quizá los servicios de inteligencia también, y probablemente los mantengan en secreto porque la realidad que se esconde es aún más humillante. Tanto como, quizá internacionalmente vergonzoso, podría haber sido en su día descubrir quién era el “Señor X” en la organización de los GAL, comandos responsables de un terrorismo de estado, de secuestros y asesinatos.

Nuestro proyecto democrático se inició de la mano de quien probablemente ha sido el mejor político de nuestra historia reciente, Adolfo Suarez. Hacer comparaciones con los actuales es lamentablemente penoso. Quizá porque en la política española las listas de diputados, los representantes del pueblo, son confeccionadas por el lider de cada partido, el cual escoge a afiliados manejables y no demasiado brillantes (no sea que le hagan sombra), con lo cual se construye finalmente un Congreso de personalidades mediocres que obedecen, según la disciplina de partido, para asegurarse unos emolumentos que en el curso de una vida normal probablemente no podrían alcanzar.

Con tal plantilla, luego se desarrollan controvertidas leyes, a veces muy ideologizadas, sin tener en cuenta que el Congreso debe legislar para todos los españoles, no solo para el segmento de población del partido más votado, que incluso puede ser minoritario. Así tenemos, entre otros lamentables ejemplos, las escandalosas nuevas leyes relativas al cambio de sexo en menores de edad, a la sedición y malversación, las agresiones sexuales… No les quepa la menor duda de que el objetivo del voto de muchos diputados no va en favor del ciudadano, sino de sí mismo, de hacer méritos para conservar su escaño en el partido o labrar un ascenso. 

A esta débil cimentación, tanto de honestidad política como de capacitación intelectual, se suman los intereses de partidos extremistas y residuales, algunos independentistas, que sobreviven jugando con la ingenuidad de sus votantes y venden su particular cuota de mercado a cambio de concesiones discutibles y marginadoras.

Incluyendo el terrorismo de estado, todo ello configura un penoso panorama de asesinatos, dinero de los contribuyentes malversado y cargos públicos de todo orden encarcelados

Inducido por las fuertes presiones de Cataluña para establecer su autonomía, Adolfo Suarez, el presidente de la transición, desarrolló nuestro actual sistema de comunidades autónomas, el llamado “café para todos”. La autoadministración no es una mala idea si se gestiona correctamente, si no se duplican organismos, si no se disparan los costos de mantenimiento, si no contribuyen a la insolidaridad entre regiones, si no hay distinciones de trato desde el gobierno central y, sobre todo, si no se utilizan para crear procesos de desvinculación con el estado, enfrentando tanto a los propios habitantes entre sí como con otros del resto del estado… ¿Hay alguna autonomía que cumpla hoy todas estas justas obligaciones?

Con un Congreso lleno de mentes mediocres, partidillos revolucionarios que comercian con la ingenuidad de sus votantes y comunidades autónomas que nos tienen endeudados, algunas enfrentados, tergiversando la Historia, obligándonos a desenvolvernos con dialectos o idiomas locales —que enfrentan incluso a los niños—, haciéndonos parecer extranjeros en nuestro propio país cuando circulamos por sus calles o gestionamos con las administraciones locales… ¿qué nos falta para concluir que nuestra política es un completo desastre?: la corrupción, la financiación ilegal de partidos, las concesiones económicas interesadas para la compra de votos y promoción de polulismos.

Incluyendo el terrorismo de estado, todo ello configura un penoso panorama de asesinatos, dinero de los contribuyentes malversado y cargos públicos de todo orden encarcelados. Y el más grave atentado terrorista de la historia de España, con cientos de muertos inocentes alrededor de los cuales se orquestó una manipulacion en medios informativos para derrocar al gobierno y favorecer su sustitución por el que más desempleo y ruina económica ha creado en este país en toda su historia —algo que está en vías de superarse por el actual—, rematando la masacre con un sospechoso suicidio de los presuntos autores y una, también, deficiente y sospechosa investigación policial.

¿Realmente podemos presumir de una transición política modélica?... En este país de políticos mediocres, líderes ineptos, minireinos extorsionando al estado y medios informativos solapada o descaradamente ideologizados, ¿qué nos queda sobre lo que sentirnos orgullosos todavía?... Quizá que aún no hemos empezado a matarnos otra vez.

Entre esta amalgama de inconsciencia, mediocridad y mal gusto que invade nuestro mundo político y medios informativos, aún quedan valiosas personas, buena gente que brilla como pepitas de oro entre la basura. Solo nos queda tener fe en su estrella, ayudarles a que tomen protagonismo e influencia, alcancen el poder político lo antes posible y comiencen a gestionar el futuro de este país de forma honesta y eficiente. La Historia hablará de nuestros líderes y de sus actos, pero los votos son nuestros.

  www.antoniomiguel.es 

  Imágenes, Javi Fernández, Julius de los Reyes,

  Flickr-UNclimatechange, Album C3PO - Wikipedia

  ABC Captura de portada 27/11/22


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Antoniomiguel.es (31 noticias)
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Opinión
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