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¿Eres alérgico a los consejos?
Tengo un amigo que acaba de terminar con una relación sentimental de la que no recibía ningún tipo de satisfacción efectiva. Se mantenía en ella solo por la justificación que daba a cada situación que vivía con su pareja. Durante algún tiempo sus familiares les sugirieron que terminara ella, porque no era bueno ni justa para él, pero siempre tenía una explicación para justificar su negativa.
Reflexionando acerca de su situación, encontré un factor común presente en diferentes situaciones por las que atraviesan muchas personas cuando son adultas: se niegan a escuchar y considerar como válidos los comentarios o sugerencias que les hacen aquellas personas que los quieren incondicionalmente, y que lo único que desean es su bienestar.
Es cierto que no podemos dejarnos llevar tan dócilmente por las consideraciones o los consejos que nos dan los demás, porque en la mayoría de los casos lo que busca es satisfacer su interés personal. Pero hay personas diferentes, aquellas a las que nos une un vínculo afectivo limpio y desinteresado construido a través del cariño. Deberíamos, al menos, escuchar lo que ellos nos dicen, para luego reflexionar y decidir si aceptamos su comentario o lo desechamos. ¿Alguna vez habías pensado en esto?
Escuchar a la otra persona no quiere decir que estemos obligados a hacer lo que nos sugiere que hagamos. Solo implica abrir una pequeña puerta a través de la cual podamos recibir un comentario imparcial y objetivo que nos permita considerar otros aspectos de la situación que enfrentamos y que por sentirnos afectados, no podemos observar con suficiente claridad.
Durante la infancia, muchas personas estuvieron sometidas a la presión de unos padres dominantes y perseguidores que constantemente les decían que hacer, y por esta razón crecieron con una cierta rebeldía o posición defensiva frente al comentario o al consejo que le hacen los demás. <<Nadie aprende por experiencia ajena>>... dice una frase popular que nos nos recuerda, que cada uno de nosotros tiene su momento y su oportunidad para reconocer y asimilar una verdad. No importa cuántas veces alguien intentó mostrarte la perspectiva real de tu situación, solo la pudiste reconocer cuando estabas listo para asumirla.
La próxima vez que tu pareja, un buen amigo o una persona en la que confía se acerque para hacerte un comentario o darte una sugerencia, pregúntate: ¿Quién va a salir beneficiado realmente si yo tomo en cuenta sus palabras? ¿ El o yo? Así te será más fácil abrirte a escuchar.
Cuando somos jóvenes, pensamos que somos capaces de conducirnos sin necesidad de que nuestros padres o las figuras de autoridad, nos digan o sugieran cómo hacerlo. Lo cierto es que casi todos descubrimos después que si hubiésemos escuchado con más conciencia, nos habríamos evitado parte del sufrimiento. Atrévete a mejorar la comunicación y a recuperar la confianza con tus padres. Recuerda que ellos siempre quieren lo mejor para ti.
De vez en cuando nos hace falta descansar o apoyarnos en la confianza que nos produce una persona, no porque seamos débiles y busquemos su aprobación sino porque su estilo de vida, sus experiencias y el amor incondicional que siente hacia nosotros, nos muestre que podemos hacerlo. No seas dependiente emocionalmente de los demás ni te dejes manipular por ellos para satisfacer sus propios intereses, esto no es justo para ti. Decide buscar las personas apropiadas con quienes compartir tus inquietudes o tus dudas, de manera que puedas confiar en su consejo.