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Alvarez y Borges, Claudio el Profesor y el Toto Paniagua..
Del Negro Olmedo a los realities
¿Qué quiero que quede de mí? Una estatua a mis manos en la calle Corrientes para que miren y digan: "Chau negro". Nada más.
Alberto Olmedo
Antes uno se sentaba tranquilamente frente a la televisión, para distraerse y distender los nervios del día, y se encontraba con Alvarez y Borges. Un sketch bien realizado y previsible, donde todos sabíamos que al final Alvarez y Borges (O sea Portales ( y el Negro), no lograrían la ansiada entrevista con el Gerente (César Bertrand) porque aparecía Vicente Larussa, al grito de “paren las rotativas” para anunciar que habían encontrado a la hormiguita viajera en una agencia de viajes.
O se encontraba con Claudio, el profesor de las buenas costumbres, y su alumno el Toto Paniagua (Almada y Espalter, respectivamente), regocijante sketch, de lo mejor que dio la televisión rioplatense.
Hoy día uno mira eso por Youtube y se le escapa una lágrima. En esa época era común, previsible, y nos hacía reír.
Hoy día, a semejanza de esas panaderías donde los panaderos trabajan a la vista del público, nos pretenden mostrar el mecanismo. Se hacen realities, concursos de baile, pero los bizcochos no tienen gusto a nada. Para hacernos reír, llegan a extremos impensables de chabacanería y exhibicionismo. Y ni siquiera lo logran. Es la risa amarga del burlarse y menospreciar a otro, la más de las veces.
Casi nadie tiene nada que mostrar, excepto su capacidad de pelearse ante cámaras para captar un punto más de rating.
Y no se trata de “todo tiempo pasado fue mejor”. La decadencia de la ficción es lamentable, porque la ficción no viene del siglo XX, sino del fondo de los tiempos, de la mítica tragos oidé, por ejemplo...
Tenemos derecho a reclamar, como espectadores, buenas comedias y buenos dramas bien actuados, y no concursos pensados para captar anunciantes, por más profesionalmente que estén elaborados.
Preferimos los bizcochos de la panadería vieja, a estos.
Realmente no tienen gusto a nada.
CANTANTE Y ARTISTA PLASTICO, EL ACTOR TENIA 80 AÑOS
Murió "El preso": Vicente La Russa
Se hizo famoso como coequiper de Juan Carlos Altavista, "Minguito", en el sketch de "Operación Ja Ja".
Inconfundible e inefable, Vicente La Russa pasó a la historia como "El preso", el eterno -y torpe -acompañante del "Minguito" creado por Juan Carlos Altavista. La Russa murió anteayer en la madrugada, a los 80 años. Sus restos fueron inhumados en el cementerio de Olivos.
Vicente La Russa, cuyo verdadero nombre era Vicente Rodríguez Cid, le dio vida al personaje con que se haría famoso, "El preso", un fotógrafo de La Voz del Rioba, compañero inseparable del ya mítico Minguito en Operación Ja Ja...
César Bertrand, reconocido actor cómico, falleció ayer por la mañana, a los 73 años, informó la Asociación Argentina de Actores. Sus restos serán inhumados hoy, a las 11, en el Panteón de Actores del Cementerio de la Chacarita.
* * *
Haber hecho reír a cinco generaciones ubica a César Bertrand en un lugar de privilegio en el universo de los cómicos. Hace tiempo que estaba retirado de la carrera artística por voluntad propia. Nació en 1934 y fue uno de los actores de reparto más convocados en las décadas del 70 y 80, en ciclos televisivos de humor, así como en cine y teatro de revistas...
Del diario El País, Uruguay
Falleció Ricardo (Cacho) Espalter, un cómico grande y serio
JORGE ABBONDANZA
A los 82 años murió ayer en el hospital Mautone de Maldonado el actor Ricardo Espalter, uno de los comediantes más queridos de la televisión de Uruguay y Argentina y protagonista de una generación que hizo historia con humor.
Cuando era joven y flaco, Ricardo Espalter había integrado las huestes independientes de La Máscara y sobre todo de Club de Teatro, pero ese rastro de la década del 50 es un recuerdo lejano cuando se evoca su dilatada carrera ahora que el actor murió, a los 82 años (había nacido en Montevideo en abril de 1924), dejando en este mundo la huella de un prestigio y una popularidad que fueron creciendo con el paso del tiempo.
En las épocas de oro, Espalter surgió como un talento dotado de intuición y autoridad, rasgos que lo acompañaron desde sus comienzos teatrales ("Si el asesino fuera inocente") con un papel de singular destaque en "Santa Juana" de Bernard Shaw, junto a Dahd Sfeir.
Métale al huevo que no engorda, mijo..
En esa etapa trabajó intensamente, como era habitual en el ajetreado movimiento independiente de la escena montevideana (lo dirigieron entre otros Estruch, Otermin, Musitelli y Ruegger), pero también pasó al cine en una época en que la pantalla uruguaya casi no existía.
Su histrionismo le valió para figurar en "La raya amarilla" del autor Carlos Maggi, que era una excelente comedia, aunque también para pegar el salto a la televisión.
En los estudios televisivos, su ya notoria aptitud para el género dramático dejó paso a un instinto para el buen humor que sería la clave triunfal en el resto de su trayectoria.
Su silueta formó parte de una oleada de cómicos que también integraron Andrés Redondo, Eduardo D`Angelo, Ricardo Almada y Julio Frade, y que conquistó un inusitado apego del público transitando por todos los canales montevideanos y luego por los cuatro principales de Buenos Aires, ámbito en el que Espalter brilló con programas imborrables como Telecataplum, Jaujarana, Hupumorpo, Decalegrón, Frente a frente, Mediomundo o Comicolor.
QUERIDO Y PREMIADO. En personajes parodiales que podían imitar la sonoridad del idioma ruso, aprender torpemente los modales en la mesa o dialogar en rueda de café con una disparatada distorsión de lo que escuchaba a su alrededor, Espalter se convirtió en una estrella rioplatense que llegaría a obtener no sólo caudalosos elogios de la crítica, no sólo la admiración (y el regocijo) de la audiencia, sino además una hilera de premios. Entre estos se incluyen el Ariel, el Martín Fierro, el Obelisco y el Círculo de Plata de la ciudad de Rosario, o el Tabaré uruguayo.
En 1981 le otorgaron en Buenos Aires el premio Konex como "una de las cinco mejores figuras de la historia del espectáculo argentino en radio y televisión".
En décadas recientes su carrera en cine se cerró con un papel de primera línea en "El dirigible" (1994, dirigida por Pablo Dotta) y volvió ocasionalmente al teatro, donde se recuerda una última labor en "Desayuno en Manhattan" al lado de Beatriz Massons.
Pero el enorme arco de trabajos de Espalter comprendió asimismo otras actividades artísticas en Venezuela, en Cuba y hasta en Estados Unidos.
Ya van quedando pocos contemporáneos de aquellas etapas heroicas de las tablas y la pantalla chica, pero la desaparición de Espalter es una pérdida mayor, impone una nota de tristeza a los viejos espectadores que tienen presente su maestría y parece alejar aún más un período de apogeo que impedirá olvidarlo.
El velatorio se realiza desde la madrugada en la casa Abbate, Tomás Basáñez 1277 (frente al Cementerio del Buceo).
Teatro, cine y televisión en Uruguay y Argentina
De adolescente, Espalter fue funcionario de UTE. Su debut artístico fue en 1944 en una revista, "Boys and Girls", pero no tuvo una trayectoria estable hasta fines de los `50, cuando encaró las tablas con decisión como actor dramático y, luego, en la televisión se destacó como comediante. En los primeros "Telecataplum" se empezó a forjar un nombre y una fama que paseó por los estudios de televisión de Montevideo, Buenos Aires y Santiago de Chile. También actuó en comedias argentinas y en películas uruguayas de los `90 como "El dirigible" y "Gardel, ecos del silencio". Hace 10 años, editorial Planeta lanzó "El comediante. La biografía imposible de Ricardo Espalter", de Franklin Rodríguez y Ana Inés Bistiancic.
Seguramente casi todos recordarán a Enrique (Quique) Almada, aquel formidable humorista que desde programas como Telecataplum, Decalegron o Hiperumor hizo reír a los uruguayos desde la década del 60 al 80.
Participó en famosos sketchs tales como "El Toto Paniagua", junto a Ricardo Espalter , Don Yagurú , Las Rivarola ( Con Espalter, D ´angelo, Soto y Frade ) , El Chicho ( junto a Frade ) y algunos mas que ahora no recuerdo, pero seguramente ustedes se encargaran de agregar en los comentarios.
Hace poco me enteré que la comuna capitalina le había rendido homenaje poniéndole su nombre a una calle.
Si bien la calle Enrique Almada , (ex Miní ) es de apenas 100 metros de longitud ya que nace a pocos metros de Florida y Rambla Gran Bretaña (Rambla Sur), y llega solamente hasta Andes, creo que lo que vale es la intención.
El cambio de nombre de la calle, fue a instancias del Edil Marcelo Carrasco, y su moción fue aprobada el 23 de Ocrubre del 2008...
Ver biografías en Wilkipedia:
Alberto Olmedo (24-8-33 / 5-3-88)
Javier Portales (21-4-37 / 14/10/03)
Olmedo, Guy Williams y Coquito
Escultura de Alberto Olmedo, en el Barrio Pichincha de Rosario
También se recomienda la búsqueda en Youtube:
alvarez y borges
no toca boton
decalegron
hiperhumor