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El marxismo de derecha

27/07/2009 16:30 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Y ahora para que vean que también se puede hablar de marxismo de derecha… y vean cómo es definido…

Teoría marxista: El marxismo de derecha: elementos para su definición y crítica

Autor: Omar Acha* **

Este artículo está destinado a discutir una dificultad en el marxismo actual, o más exactamente, dentro del complejo, conflictivo e incierto territorio que denominamos marxismo. Su redacción fue estimulada por el contraste entre algunas de sus formas concretas y la distancia que se percibe con los principios de la política de izquierda. En otras palabras, por la evidencia de una colonización derechista del marxismo. Para dar cuenta del fenómeno es necesario explicarlo, fecharlo y describirlo. Aquí sólo podré ofrecer una perspectiva esquemática, anticipatoria de una investigación en curso.

El punto de partida conceptual de este ensayo se legitima en la distinción entre dos términos: marxismo e izquierda. No se trata de sinónimos, porque se puede ser de izquierda sin ser marxista. Por ejemplo, esto es habitual en el anarquismo. O también en algunas versiones del cristianismo de liberación y del feminismo. El campo de la izquierda es más extenso que el marxismo. Pero, ¿se puede ser marxista sin ser de izquierda? Esa es justamente la brecha donde introduzco mi querella: sostengo que sí, que existe un marxismo de derecha.

La tesis que defenderé afirma que en la situación teórica y política contemporánea existe un tenaz marxismo de derecha, rastreable también en la historia del movimiento revolucionario socialista. De manera subsidiaria se verá la distancia con la alternativa de hallar una actitud de derecha en el marxismo. La argumentación seguirá el siguiente periplo: primero, justificaré la relevancia del concepto de "derecha" e "izquierda"; segundo, describiré las formas que adoptó en el pasado y adquiere hoy en el marxismo, subrayando las de orden contemporáneo; tercero, propondré su crítica. Mi conclusión dirá que la existencia predominante de un marxismo de derecha es el indicio más evidente del carácter actual de la crisis del pensamiento y práctica marxistas. En el tramo final explicaré por qué, en mi sentir, la neutralización del marxismo de derecha y la desderechización del marxismo es una condición previa a toda refiguración creativa de la política socialista.

Dos palabras sobre derecha e izquierda

Es habitual plantear la dificultad del trazado de una delimitación nítida entre izquierda y derecha. Sobre todo eso vale para las ideologías y movimientos políticos. Por ejemplo: ¿es el peronismo de izquierda o de derecha? ¿Contiene a ambas orientaciones? O bien: ¿era Américo Ghioldi un socialista de derecha?

Las denominaciones de centro-izquierda y centro-derecha parecen decretar el fin de la utilidad de la distinción. Incluso desde sectores que en el viejo lenguaje se situarían en la izquierda, se llegó a proponer una superación o una "tercera vía", pues las políticas tradicionales de izquierda fueron consideradas insuficientes.

No obstante estas objeciones corrientes, la relevancia de la distinción izquierda-derecha sobrevive a los múltiples ataques y refiguraciones. Las negaciones de su pertinencia se revelan pronto limitadas. Sucede como si la diferencia entre ambas orientaciones se reintrodujera estructuralmente, incluso si sus rasgos sufren ciertas transformaciones.

¿Cómo definir una política o ideología de derecha? El nacimiento de la derecha, como el de la denominación de izquierda, tuvo lugar durante el primer tramo de la Revolución Francesa. La derecha se caracterizó por su resistencia al cambio radical, profundo, o a toda innovación en tanto que tal. Pronto se consolidó un perfil más claro. Se entendió que la derecha aboga por la defensa de la autoridad establecida y de las tradiciones antiguas. Para la derecha el igualitarismo contravenía la diferencia jerárquica entre las personas y los "estados" sociales, y un exceso de libertad conducía a la anarquía. Naturalmente, la derecha adquirió su perfil en combate con una izquierda que aspiraba a una destruccción de las desigualdades sistemáticas de la sociedad feudal y de la religión católica. La derecha fue al principio la postura de quienes tenían que defender sus privilegios, mientras que la izquierda se nutrió de las nacientes clases bajas.

Los rasgos definitorios de la derecha se fueron modificando al calor de la historia. Por ejemplo, hoy no es evidente que la derecha esté claramente orientada a la defensa del pasado. No es siempre reaccionaria, como sí lo fue cuando el comunismo "real" competía con el capitalismo. Después del derrumbe del bloque soviético, la derecha pudo hacerse modernizante, no sólo en los países ex comunistas, sino en el mundo. Véase por caso la ideología de Mauricio Macri, un representante inequívoco de la derecha argentina. Pues bien, Macri utiliza un discurso de modernización, a veces tecnologicista, incluso si lleva adelante políticas antipopulares, representativas de ciertos grupos capitalistas concentrados. Lo importante aquí es que su ideología muestra las vicisitudes del contenido nocional de lo que se entiende por derecha. Lo mismo podría decirse de las evoluciones de la izquierda. En efecto, antes la izquierda estaba orientada hacia el futuro, hacia la revolución, hacia el progreso. Hoy, al menos en sectores muy significativos, parece apresada en el pasado, sueña con los modelos revolucionarios de antaño, es nostálgica de lo ido.

Para estas notas preliminares es suficiente señalar una definición actual de izquierda, que será utilizada para comprender algunas transformaciones históricas y la situación contemporánea del marxismo. Luego del siglo XX, una concepción deseable de la izquierda debe conciliar la lucha por la igualdad, la libertad, la democracia de base, la autonomía, la diversidad y la protección de la naturaleza. Son incompatibles con esos principios la defensa del capitalismo, del racismo y la xenofobia, del machismo y las jerarquías de sexualidad, del tradicionalismo, del autoritarismo, de la destrucción de los recursos naturales. ¿Se trata de una elucidación antojadiza? En todo caso, es la grilla de lectura eficiente en la tesis que se defenderá, sin duda sometible a debate. Su arbitrariedad no es inoportuna porque es propuesta para discutir, justamente, qué valores merecen ser defendidos desde la izquierda.

Orígenes teóricos y políticos del marxismo de derecha

Una reflexión superficial sugiere que el marxismo es, por definición, una ideología de izquierda. ¿Por qué? Porque el marxismo retoma las reivindicaciones de la izquierda burguesa y pequeño-burguesa de los siglos XVIII y XIX (al menos hasta 1848 en Europa), y las radicaliza para la época de consolidación del capitalismo. Al transformarlas en una perspectiva ligada a la clase productora de plusvalía en las sociedades industrializadas, el marxismo va más allá de las exigencias "democráticas".

Los reclamos de libertad individual, separación entre iglesia y estado, voto democrático, propios de la era de las revoluciones burguesas, son superados en el tiempo de las revoluciones proletarias. Entonces son refiguradas las demandas democráticas burguesas, pues junto a ellas ingresan a la agenda de la izquierda nuevas aspiraciones que comprenden reformas y exigencias incompatibles con la sociedad capitalista: socialización de los medios de producción, reducción al mínimo del poder estatal, democracia popular. No obstante, estas exigencias, con matices, fueron defendidas por al anarquismo, el socialismo y el comunismo. El marxismo es una de las teorías fundamentales para el sostén de conocimiento y de doctrina de esa nueva fase de la izquierda o, si se quiere, de la extrema izquierda.

El marxismo nació como una crítica de la economía política, pero al mismo tiempo quiso ser una teoría de la sociedad. En efecto, contra Hegel, Marx pensaba que lo fundamental ocurría en la "sociedad civil" (entendía por esto el sistema de clases sociales y el mundo del mercado) antes que en el estado. Muchas veces se señaló el extravío de Marx al proponer la imagen arquitectónica de una base estructural, compuesta por la contradicción del desarrollo de las fuerzas productivas proliferantes y las relaciones sociales de producción tendencialmente estables. Sobre la contradicción se asentaría una diversidad de realidades políticas, sociales y culturales. En realidad, el conocido pasaje de la Contribución a la crítica de la economía política de 1859 era necesario, si es que, como se ha dicho, es preciso respetar el otro aspecto del marxismo, que es la praxis revolucionaria. En efecto, si el marxismo es sólo una crítica, ¿cómo se realiza el pasaje a la acción, a la política? Allí Marx se encontró con el límite de su propio pensamiento. Marx no era economicista, porque en realidad en la economía residía la esencia del todo social. Es cierto que hay iluminadores escritos marxianos sobre la política. Pensemos en El XVIII Brumario o en los escritos sobre la Comuna de París o el Programa de Gotha. Pero fueron textos de intervención concreta en la práctica política o escritos periodísticos recopilados en forma de libro. A él no le estaba dado pensar que el socialismo era una construcción de dificultad específica, pues viviendo dos generaciones después de la Revolución Francesa creía que de las crisis se salía con transformaciones radicales. Fueron otras generaciones de socialistas quienes enfrentaron la evidencia de que el capitalismo no estaba condenado a derrumbarse y la ideología burguesa a reducirse ante la evidencia de la pauperización masiva.

El subdesarrollo del pensamiento político marxista permitió que se introdujeran subrepticiamente elementos de derecha en su seno. Como no había nociones sólidas para detectarlos, pasaron desapercibidos y perduraron.

El fin del siglo XIX fue ingrato para los devotos del marxismo, porque se hizo claro que el capitalismo no estaba autodestruyéndose. Enfrentando el revisionismo evolucionista de Eduard Bernstein, los revolucionarios Karl Kautsky y Lenin produjeron un desplazamiento radical del campo del marxismo, que pasó de la sociedad civil y la economía a la política y el estado. Lenin y Kautsky aceptaron la imposibilidad de derivar la política revolucionaria de las contradicciones económicas, pero no siguieron el consejo reformista de Bernstein. Propusieron soluciones distintas para defender la perspectiva de un cambio radical. Éste ya no se daría por el derrumbe de la economía, sino por una transformación política.

Kautsky sostenía que el partido socialista en el estado debía propender a un desarrollo de la cultura política socialista, favorecida por reformas sociales, pero sin perder de vista el quiebre del capitalismo. Lenin era antiparlamentarista. El agente revolucionario era el partido político, que proveería a la clase obrera en lucha económica de una orientación estratégica socialista. Lo común en ambos era el "sustituismo" que se resignaba a expresar los intereses de la clase obrera que sola no superaría el límite de la lucha sindical.

Interesa destacar que para dar cuenta de las exigencias de la época, ambos revisaron de manera desigual, pero en todos los casos con profundidad, distintos aspectos del marxismo heredado. Kautsky y Lenin fueron los verdaderos "revisionistas" porque situaron la estrategia socialista en el terreno político. Instituyeron una visión vertical de la política revolucionaria. Determinaron que no eran las mayorías populares las que debían conducir la revolución social deseable. Al depositar la claridad marxista en el partido, naturalmente que con importantes matices entre ambos, sentaron las bases de una expropiación de la voluntad política de la clase obrera. Instalaron la noción de un credo marxista que no debía ser "revisado". El costo de la ortodoxia marxista reclamada por Kautsky y Lenin fue alto. Para neutralizar toda desviación del marxismo lo entendieron como una teoría total. Fueron respuestas distintas a una de las crisis del marxismo. Por el momento sus derivas de derecha no fueron predominantes, pero ya eran perceptibles, tal como lo hizo el joven Trotsky al advertir del peligro dictatorial de la primera formulación del leninismo.

La Revolución Rusa amortiguó durante algunos años el examen de las derivas autoritarias de la reconfiguración leninista del marxismo, que convivía con una vocación de izquierda revolucionaria sostenida en condiciones de lucha extremadamente duras. El proceso social ruso en 1917 constriñó a los bolcheviques a modificar sus perspectivas y les impuso renovar una agenda de izquierda. Con su enorme olfato político, Lenin lo vio bien en sus Tesis de Abril, mientras el resto del partido seguía con su visión conservadora de los dogmas establecidos y no supo percibir la significación revolucionaria de los soviets. Ante eso Kautsky se hizo reactivo, por no decir reaccionario, porque sólo vio la entronización del estatismo. Pocos años más tarde, hacia 1924, Stalin parió un marxismo de derecha con todas las letras y justificaciones.

A partir de allí, otras crisis del marxismo repetirían la visión dogmática de un marxismo conservador, incluso si en muchos casos se sostenía en una crítica del estalinismo. Buena parte de la historia del marxismo posterior se vertebró en la doble lucha contra el capitalismo y contra sus propias tendencias de derecha. La derechización de algunas orientaciones marxistas se vio favorecida por las victorias de las revoluciones sociales, dado que la toma del poder estatal facilitó el desarrollo de vetas conservadoras y sustituistas.

Los años ochenta y noventa del siglo XX cambiaron los goznes que definieron las inclinaciones de derecha en la comprensión del marxismo, por razones distintas a las prevalecientes cuando fue ideología de estado. El retroceso de la perspectiva marxista estimuló una derechización dentro del contexto de una "defensa" de la teoría. ¿Cuáles son sus características dominantes?

Ver más en:

http://sangreycoraje.blogspot.com/2008/09/el-marxismo-de-derecha.html

* Trabajo presentado por el autor para su publicación en Herramienta

** Licenciado en historia. Profesor de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Miembro del equipo de investigación "Filosofía de la Historia", Instituto de Filosofía de la UBA. Ha publicado entre otros: El sexo de la historia. Intervenciones de género para una crítica antiesencialista de la historiografía, Buenos Aires, El Cielo por Asalto, 2000. Compilación junto a Paula Halperin: Cuerpos, géneros e identidades. Estudios de historia de género en Argentina, Buenos Aires, Ediciones del Signo, 2000. Carta abierta a Mariano Grondona. Interpretación de una crisis argentina, Buenos Aires, Centro Cultural de la Cooperación, 2003. Integrante del Consejo de Redacción de Herramienta. omaracha@...


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Drgabrielmotta (16 noticias)
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