La de esta noche ha sido para Uruguay una de las victorias más impresionantes de los últimos tiempos.

Superó en la altura de Quito a la selección de Ecuador por 2 a 1 de atras con un agónico gol de penal anotado por Diego Forlan a los 48 minutos del segundo tiempo.

Todo lo que refiere a este encuentro no hace más que resaltar la trascendencia de un excepcional triunfo.

Ecuador es por estos días el equipo más duro jugando como local en el concierto suadamericano.

El balonpié ecuatoriano hace ya un buen rato que le ha perdido totalmente el respeto a los grandes del continente y tanto a nivel de selección como de clubes (Liga de Quito) en estos tiempos en casa superan al más encumbrado de los adversarios.

Por la posición ostentada por ambos en la tabla de colocaciones de la eliminatoria antes de empezar el partido. Por el efecto más que nunca gravitante de la altura y el desarrollo del partido la sumatoria de factores permiten respaldar el concepto de notable al triunfo charrua.

Las oportunidades más claras del partido fueron celestes. En la primera parte el portero ecuatoriano tapo en forma providencial un remate a boca de jarro de Luis Suárez y Diego Forlan tuvo un mano a mano con el arquero que casi culmina en gol.

Ecuador tuvo mayor posesión del balón pero la excelente tarea defensiva uruguaya le resto trascendencia en los últimos 20 metros de la avanzada local todo un mérito ante un rival que a velocidad y en su casa es letal cuando domina el esferico a la entrada del área enemiga.

Uruguay alcanza el quinto puesto superando a Ecuador que quedo sexto. Si los celestes vencen a Argentina clasificaran al mundial de Sudafrica

La capacidad de reacción visitante ante el gol de Valencia a los 67 minutos fue tan oportuna como emblemática, mucho más emparentada con la rica historia de su pasado que con sus campañas actuales.

Tras el tanto ecuatoriano los dirigidos por Tabarez movieron y alcanzaron la paridad por intermedio de Luis Suárez tras notable asistencia de Forlán, la mejor figura de la cancha.

De ahi hasta el final todo fue intercambio de ataques. Carga a carga. Pero siempre siendo mucho más claro lo de Uruguay sorprendiendo de sobremanera el despliegue físico en esos últimos 20 minutos donde parecieron disimular tanto el cansancio como el asfixiante efecto de la altura.

En la última jugada del partido, Cavani corrió hablitado y al entrar al área ecuatoriana fue desplomado por el arquero local.

Forlan tradujo en gol un penal que para cualquier otro habría sido un exceso de responsabilidad dificil de asimilar.

El goleador del Atlético de Madrid lo colgo del ángulo superior derecho. El arquero apenas se movió.

Pitazo final. La locura celeste desatada por un puñado de hombres que estuvieron a la "altura" de las consecuencias contrasta con el panorama desolador de un estadio repleto que quedo en silencio como si le hubieran robado el alma a un país entero.

A muchos kilometros el grito celeste nacido del amor propio de unos pocos se hizo eco en tres millones que celebraron como hace mucho tiempo no lo hacían de un triunfo que mantiene viva una ilusión.