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Canicas Rojas

15/07/2009 19:00 1 Comentarios Lectura: ( palabras)

Durante los duros años de la depresion, en un pueblo pequeno de Idaho, USA, solia parar en el almacen del Sr. Miller para comprar productos frescos de granja. La comida y el dinero faltaban y el trueque se usaba mucho.

Un dia en particular, el Sr. Miller me estaba empaquetando unas papas. De repente me fije en un nino pequeno, delicado de cuerpo y aspecto, con ropa roida pero limpia que miraba atentamente un cajon de arvejas frescas maravillosas.

Pague mis papas pero tambien me senti atraido por el aspecto de las arvejas. Me encanta la crema de arvejas y las papas frescas! Admirando las arvejas, no pude evitar escuchar la conversacion entre el Sr. Miller y el nino.

Hola Barry, como estas hoy?»

Hola Sr. Miller. Estoy bien, gracias. Solo admiraba las arvejas… se ven muy bien.»

Si, son muy buenas. ¿Como esta tu mama?»

Bien. Cada vez mas fuerte.»

Bien. ¿Hay algo en que te pueda ayudar?»

No Senor. Solo admiraba las arvejas.»

¿Te gustaria llevar algunas a casa?»

No Señor. No tengo con que pagarlas.»

Bueno, que tienes para cambiar por ellas?

Lo unico que tengo es esto, mi canica mas valiosa.»

¿De veras? ¿Me la dejas ver?»

Aca esta. ¡Es una joya!»

Ya lo veo. Mmmm… el unico problema es que esta es azul y a mi me gustan las rojas.

¿Tienes alguna como esta, pero roja, en casa?»

«No exactamente, pero casi.

»Hagamos una cosa. Llevate esta bolsa de arvejas a casa y la proxima vez que vengas muestrame la canica roja que tienes.

»Desde ya! Gracias Sr. Miller.»

La Sra. Miller se me acerco a atenderme y con una sonrisa me dijo:

«Hay dos niños mas como el en nuestra comunidad, todos en situacion muy pobre. A Jim le encanta hacer trueque con ellos por arvejas, manzanas, tomates, o lo que sea. Cuando vuelven con las canicas rojas, y siempre lo hacen, el decide que en realidad no le gusta tanto el rojo, y los manda a casa con otra bolsa de mercaderia y la promesa de traer una canica color naranja o verde tal vez.»

Más sobre

Me fui del negocio sonriendo e impresionado con este hombre. Un tiempo despues me mude a Colorado pero nunca me olvide de este hombre, los ninos y los trueques entre ellos. Varios anos pasaron, cada uno mas rapidamente que el anterior. Recientemente tuve la oportunidad de visitar unos amigos en esa comunidad en Idaho. Mientras estuve alli, me entere que el Sr. Miller habia muerto. Esa noche seria su velorio y sabiendo que mis amigos querian ir, acepte acompanarlos. Al llegar a la funeraria, nos pusimos en fila para conocer a los parientes del difunto y para ofrecer nuestro pesame.

Delante nuestro, en la fila, habia tres hombres jovenes. Uno tenia puesto un uniforme militar y los otros dos unos lindos trajes oscuros con camisas blancas. Parecian profesionales. Se acercaron a la Sra. Miller quien se encontraba al lado de su difunto esposo, tranquila y sonriendo.

Cada uno de los hombres la abrazo, la beso, converso brevemente con ella y luego se acercaron al ataud. Los ojos azules llenos de lagrimas de la Sra. Miller los siguio uno por uno mientras cada uno tocaba con su mano calida la mano fria dentro del ataud. Cada uno se retiro de la funeraria limpiandose los ojos.

Llego nuestro turno y al acercarme a la Sra. Miller le dije quien era y le recorde lo que me habia contado anos atras sobre las canicas. Con los ojos brillando, me tomo de la mano y me condujo al ataud.

«Esos tres jovenes que se acaban de ir son los tres chicos de los cuales te hable. Me acaban de decir cuanto agradecian los «trueques» de Jim. Ahora que Jim no podia cambiar de parecer sobre el tamano o color de las canicas, vinieron a pagar su deuda.

«Nunca hemos tenido riqueza» -me confio- «pero ahora Jim se consideraria el hombre mas rico del mundo.»

Con una ternura amorosa levanto los dedos sin vida de su esposo. Debajo de ellos habia tres canicas rojas exquisitamente brillantes.

Moraleja: No seremos recordados por nuestras palabras, sino por nuestras acciones. La vida no se mide por cada aliento que tomamos sino por las cosas que nos quitan el aliento.

  • Hoy te deseo un dia de milagros comunes, tal como una cafetera de cafe fresco que otro te preparo, una llamada inesperada de un viejo amigo, semaforos verdes camino al trabajo.
  • Te deseo un dia de cosas pequeñas de las cuales estar agradecido: la fila mas rapida en el supermercado, una cancion favorita en la radio, encontrar tus llaves justo donde buscas.
  • Te deseo un dia de felicidad y perfeccion; pequenos trozos de perfeccion que te hagan sentir que Dios te esta sonriendo, sosteniendote tan tiernamente porque eres alguien especial y unico.
  • Te deseo un dia de paz, felicidad y dicha. Dicen que toma un minuto encontrar a una persona especial, una hora para apreciarla y un dia para amarla, pero una vida entera para olvidarla.

Fuente: M.E. Winston Pauta Avila

Foto: static.andaluciaimagen.com


Sobre esta noticia

Autor:
Hadarosa (55 noticias)
Fuente:
rincondelectura.wordpress.com
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Tipo:
Reportaje
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MARY (21/02/2010)

SIMPLEMENTE HERMOSO!