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Horas antes del partido el entrenador manifesto que su permanencia en el cargo no dependía de un resultado. Tras la eliminación a manos de Fluminense dejo en manos de la directiva azul su continuidad en el club
En jornada negra para la institución toda, la Universidad de Chile quedo eliminada una vez más de la copa Sudamericana.
Esta vez su verdugo fué Fluminense que inesperadamente gano por 1 a 0 en territorio chileno cuando pocos días antes solo alcanzo un empate a 2 ante los dirigidos por Basualdo.
Un escenario de pleno triunfalismo previo, siempre fatal cuando aun no se ha ganado nada, le jugo una muy mala pasada al popular conjunto chileno.
Ya fuera de toda chance en el torneo local, la única esperanza que le quedaba era sortear esta fase y acceder así a semifinales pero fue imposible.
Horas antes del partido su entrenador, José Basualdo admitió publicamente con absoluta tranquilidad que su continuidad en el cargo no dependía de un resultado deportivo.
Sin embargo, y tras el golpe inesperado que le propino el conjunto norteño radiandolo de la Sudamericana Basualdo se apersono a las autoridades del club y dejo en manos de la directiva su destino como técnico del equipo.
Victimas de la impotencia los hinchas chilenos arrojaron en varios pasajes toda clase de objetos al campo de juego
Un defecto otrora más emparentado con los clubes que tienen una pesada historia y linaje se presento en este equipo chileno como en forma contagiosa.
Lo cierto es que a nadie se le pasaba por la cabeza que tras el gran empate a 2 en tierra brasileña Fluminense podía revertir la llave en feudo chileno.
El resultado de ese estado de absurda sobervia fué la desatención locataria y el sano uso de aprovecharla por parte del visitante.
Todos, comenzando por su DT. creían que el encuentro era un mero tramite burocrático...
Como reza el antiguo refrán "no se debe lucir la piel del oso antes de cazarlo"