¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Hadarosa escriba una noticia?
Contaban que un par de marineros habían bebido durante toda la noche en una isla cercana al puerto.
En la madrugada salieron muy tomados y en medio de la oscuridad subieron a su bote al cual apenas pudieron llegar.
A duras penas empezaron a remar y continuaron remando hasta que al amanecer un poco, uno de ellos se dio cuenta de que no habían desamarrado el bote.
Reflexionemos:
Cuantas veces nosotros tratamos de hacer esfuerzos para mejorar nuestras vidas, pero sin embargo dejamos de lado el hecho de que para seguir adelante requerimos más que buena voluntad.
Requerimos soltar amarras que nos atan al puerto. Hay muchas amarras que nos pueden retrasar: odio, rencor, dolor, tristeza, apatía, pereza o tantas otras cosas a las que estamos expuestos cada día.
Si queremos avanzar, debemos soltarnos de todas esas cosas que de una forma u otra evitan que nos acerquemos a Dios.
No desgastes tus fuerzas remando sin haber soltado tus amarras, usa todas tus fuerzas para perdonar, levantarte, animarte y luego usa todas tus fuerzas para avanzar.
Y si sientes desde hace mucho un deseo en tu corazón de que hay algo que falta en tu vida, algo que sientes que has tenido que hacer siempre pero no lo has hecho y no sabes que es.
Si sientes que tienes tal vez trabajo, familia, auto y hasta prosperidad pero a pesar de todo eso sientes que algo te falta, ese es Dios que te llama a servirle.
Ese es Dios que te llama a seguirle. No esperes más, búscalo hoy mismo y empieza a ser pleno llenando ese espacio que solamente Él puede llenar en tu vida. Y serás entonces totalmente pleno.
Fuente: M.E. Winston Pauta Avila
Imagen: sp9.fotolog.com